sábado, 28 de febrero de 2009

Batallas

Pensé que me quebraría en un millón de pedazos y que sería difícil volverme a armar, pero me engaño a mi misma. Me caí y levante al mismo tiempo, tuve ganas de llorar tantas veces y me tragué esas lágrimas que querían escapar de mis ojos, forzando a  mi cuerpo a límites de los que no me creí capaz. Fallé y perdí la fe que me tenía, por un momento me encontré suspendida en el infinito lamentando mi situación, pero que más podía hacer así soy, exigiéndome donde no puedo y cegada ante la autocrítica.

Ahora la vida es un claro vaso de agua. Temo, sí, temo ante esta aparente felicidad y facilidad, ante esta inesperada estabilidad, temo porque todo desaparezca de un momento a otro y me quede sola. Lucho contra mis demonios, esos que me dicen que estoy sola y que lo estaré por siempre, pues para alguien como yo no hay ese alguien que me entienda; lucho contra esa parte de mi que me hunde y desvía, que me cubre los ojos con manos pegajosas y grasosas, negras de maldad; contra un ejercito de malos recuerdos y me protejo con el escudo de un mejor futuro, el de un camino claro y una vida segura.

Maldita y eterna lucha que no acaba nunca ¿por qué? ¿acaso no merezco la felicidad también?

Basta! Cállate ¿ que hace? ¿por qué te vuelves a cuestionar? ¿por qué caes en ese juego destructivo otra vez? Calla de una vez y mira lo que tienes en frente.

El miedo guiaba mi vida y cuesta correrlo de ella. 

miércoles, 11 de febrero de 2009

meaningless reflection

La oscuridad de la noche parece calmarme. Eso de sentir el viento acariciar tu cara, poniendo en alerta a tu cuerpo a punto de tener frío, pero no aun.

El contraste entre el sonido de la calle y en del hogar es abismante; el primero es una penumbra algo cansada, una rasposa corriente de ladridos y ramas chocando unas contra otras, el fugaz motor de un auto alejarse en la carretera y el clásico grillo alegrando las bromas más incomodas, un fugaz recordatorio del cansancio; el segundo es cálido, lleno de luz y vida, risas y gritos pendientes de la televisión que sin descanso transmite programación sin sentido y estúpida, pero esclavizante, el lejano sonido del televisor se sienta con la tranquilidad de las habitaciones vacías, una, y las que resguardan a una que otra alma, dos y tres. Tiene sentido sentir la noche, un respiro helado inspirador, sin sentido.

El día tan despiadado y calculador, una jaula sin barreras. El reloj como guardia y las nubes como testigos.

La luz es todo. La noche y dentro ¿dentro? Sí dentro, la casa llena de luz artificial lista para ahuyentar los más ridículos temores que renacen cuando esta luz se va. La noche, luz. Sí, luz oscura e imposible, tenue y oculta bajo formas y texturas, ondas energéticas que colisionan en objetos tenues. Todos son lo mismo, blanco, negro, día y noche. No. Son distintos ¿cierto? Que tienen de distintos ¿la luz? Es la misma, ¿cuál es la diferencia? Ninguna ¿entonces? No lo sé. La diferencia es como el amor, está pero no sabes donde, ni porque, pero está… es real.

Amor ¿ que es eso? Eso que te hace pensar estupideces, pero que sé yo de amor. Nada, mucho, poco… todo.

¿qué sentido tiene escribir sin saber? El mismo que tiene respirar, lo necesitar para vivir, porque sin él no eres nada, dejas de existir como te conoces, te hace quien eres. ¿no dicen que eres lo que haces? Que extraño. Si hago el amor soy amor, si hago sexo soy sexo y si hago nada ¿seré nada? ¿Es posible hacer nada? ¿es posible?

Me pregunto que es posible e imposible. El cielo es el límite… dicen. Y que pasa con la muerte ¿ no es otro límite? ¿O es sólo otro peaje para continuar el camino?. ¿Qué hay más allá? ¿qué es más allá?. Tantas preguntas y tan pocas respuestas ¿o serán demasiadas respuestas, pero no las preguntas correctas?. Eso. Sí, eso es.