miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cuando algo así te sucede

Lo único que quieres en estos momentos es llorar, llorar tan fuerte que tus ojos se evaporen para así no poder seguir derramando tu alma, llorar tan fuerte que tu voz se rompa en un millón de partes para no poder seguir gritando.

Deseas que el dolor, que se clava en todo tu cuerpo aumente tanto que te mate, porque sólo la muerte te va a dar el alivio que buscas. 

Desaparecen las palabras de consuelo y todo lo que te dicen sólo te recuerda la herida que te esta despedazando. 

Dejas de ver, dejas de oír, dejas de respirar, deseando desaparecer en algún silencio. 

Te desarmas al verte al espejo, desecho, restos de humano cayendo poco a poco, convirtiéndose en polvo y recuerdos. Nada ocupa tu cabeza más que aquel recuerdo que te destruye.

Ya no eres tu, eres nadie, eres nada, eres un cascaron vacío, un recipiente tirado en el piso y a tu alrededor está derramada tu alma, como sangre que copiosamente sale de tu corazón. Así te sientes cuando algo como esto te pasa.

¿qué hago? ¿qué hago ahora?

El dolor es como una nube que te rodea, sabes que esta en sima tuyo, mas no lo puedes ver, es la neblina que te rodea y hace borrosos los contornos de los momentos felices, y los aleja. Retrocedes buscando refugio de este sentimiento, retrocedes sin mirar atrás y caes en un barranco. Te golpeas el rostro, las manos las piernas, el corazón, los pensamientos y el alma, estás tan magullado que apenas puedes respirar, y el aire se convierte en tóxico veneno que viaja por tus venas, te desases.


martes, 4 de noviembre de 2008

la Verdad

El inconfundible sonido de los dedos golpeando energéticamente las teclas del computador llenaban la reducida habitación en la que se encontraba el escritor, absorto en su trabajo, concentrado en cada letra que tipiaba, sin ser capaz de distinguir otro sonido más que el de sus propias manos; parecía encontrarse en un transe forzado, hipnotizado por el resplandor de la pantalla. Una especie de corriente eléctrica rodeaba los alrededores, un suave y casi imperceptible zumbido que acompañaba las agresiones que tenía contra el teclado.

Piensa, piensa en ella para contar otra historia.

El trance lo llevaba a oscuros rincones de su mente, y abstraído del mundo tenía conversaciones con él mismo; el conciente inconciente con el que rebatía sus ideas, una imagen casi borrosa de él mismo en una época sin dolor, sin soledad, sin recuerdos.

-       para que sigues escribiendo sobre ella, no va a volver …

-       ya lo sé, pero la mantengo viva en las historias y con eso puedo vivir tranquilo

-       no puedes vivir. Acaso no te das cuentas como estás, te ves destruido, estás destruido. No tienes nada por lo que vivir más que por tus historias de “amor”

-       no son historias solamente, son mis historias

-       no, son las historias que tu quieres que sean verdad. Déjala ir, ella ya no está en este mundo

-       no deberías decirme esas cosas, eres yo y yo la quiero viva, y la única manera que conozco para mantenerla así es a través de estas estúpidas historias! , así que no me vengas con esas cosas en estos momentos!!!

-       No tienes para que gritarte, además eres siempre el que termina sufriendo

-       No fue siempre así?

-       Tienes razón, mejor me callo y seguimos escribiendo otra “estúpida” historia de “amor”

Era un escombro, recuerdos de persona, resto de humano que tipiaban desesperadas palabras para mantener una fantasía que con el paso del tiempo se desvanecida. Gigas de historias virtuales, mentiras, fantasías y cuentos digitales de amor. 

 

Así se mantuvo por años, y perdió la vida viviendo la fantasía que lo hacía miserable, mas no conociendo otra forma de vivir continúo con su autoimpuesta tortura por una muerte accidental de un ser que sólo estuvo en su vida un par de meses. Pero de tanto en tanto se preguntó si aquellos sueños, transformados es historias, eran realmente sueños, parecían tan reales, el agua en su cuerpo, el dolor de su pecho, el suave toque de sus manos, el aroma de sus cabellos y el color de sus ojos, todo parecía tan real…