martes, 4 de noviembre de 2008

la Verdad

El inconfundible sonido de los dedos golpeando energéticamente las teclas del computador llenaban la reducida habitación en la que se encontraba el escritor, absorto en su trabajo, concentrado en cada letra que tipiaba, sin ser capaz de distinguir otro sonido más que el de sus propias manos; parecía encontrarse en un transe forzado, hipnotizado por el resplandor de la pantalla. Una especie de corriente eléctrica rodeaba los alrededores, un suave y casi imperceptible zumbido que acompañaba las agresiones que tenía contra el teclado.

Piensa, piensa en ella para contar otra historia.

El trance lo llevaba a oscuros rincones de su mente, y abstraído del mundo tenía conversaciones con él mismo; el conciente inconciente con el que rebatía sus ideas, una imagen casi borrosa de él mismo en una época sin dolor, sin soledad, sin recuerdos.

-       para que sigues escribiendo sobre ella, no va a volver …

-       ya lo sé, pero la mantengo viva en las historias y con eso puedo vivir tranquilo

-       no puedes vivir. Acaso no te das cuentas como estás, te ves destruido, estás destruido. No tienes nada por lo que vivir más que por tus historias de “amor”

-       no son historias solamente, son mis historias

-       no, son las historias que tu quieres que sean verdad. Déjala ir, ella ya no está en este mundo

-       no deberías decirme esas cosas, eres yo y yo la quiero viva, y la única manera que conozco para mantenerla así es a través de estas estúpidas historias! , así que no me vengas con esas cosas en estos momentos!!!

-       No tienes para que gritarte, además eres siempre el que termina sufriendo

-       No fue siempre así?

-       Tienes razón, mejor me callo y seguimos escribiendo otra “estúpida” historia de “amor”

Era un escombro, recuerdos de persona, resto de humano que tipiaban desesperadas palabras para mantener una fantasía que con el paso del tiempo se desvanecida. Gigas de historias virtuales, mentiras, fantasías y cuentos digitales de amor. 

 

Así se mantuvo por años, y perdió la vida viviendo la fantasía que lo hacía miserable, mas no conociendo otra forma de vivir continúo con su autoimpuesta tortura por una muerte accidental de un ser que sólo estuvo en su vida un par de meses. Pero de tanto en tanto se preguntó si aquellos sueños, transformados es historias, eran realmente sueños, parecían tan reales, el agua en su cuerpo, el dolor de su pecho, el suave toque de sus manos, el aroma de sus cabellos y el color de sus ojos, todo parecía tan real… 

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